viernes, 1 de marzo de 2013

I. JUAN EL MENSAJERO PROMETIDO. PROMESA DE UN MENSAJERO. (vv.2-3).



Para describir la figura y misión de Juan utiliza Marcos textos del Antiguo Testamento bajo el epígrafe: Como estaba escrito en el profeta Isaias (1,2). 

Sin embargo, bajo el nombre de Isaías reúne Marcos dos textos distintos: el primero (1,2) está tomado de Ex 23,20, aunque su final revela el influjo de Mal 3,1; el segundo (1,3) está efectivamente tomado de Is 40,3. La cita de los dos textos bajo el nombre del autor del segundo sigue la costumbre del tiempo de no citar un pasaje profético sin apoyarlo en un texto de la Ley (8). 

La frase: Mira, envío mi mensajero delante de ti, reproduce casi exactamente el texto de Ex 23,20a. La siguiente: él preparará tu camino, está, por el contrario, más cerca de Mal 3,1b. Con este texto compuesto, el evangelista conecta el personaje principal, Jesús, con el tema del éxodo (Ex 23,20); al mismo tiempo, por el texto de Malaquías, caracteriza la misión del precursor como un juicio contra los defraudadores, explotadores y opresores, para que el pueblo, volviendo a una vida recta, restablezca su relación con Dios (Mal 3,1ss). 

En este texto (Ex 23,20 + Mal 3,1) es Dios quien habla, y se dirige a un personaje innominado (Mira, envío mi mensajero delante de ti), que, dado el título de la obra (1,1), se identifica con Jesús, Mesías Hijo de Dios. Se le habla de «tu camino» (él preparará tu camino), un camino determinado, implicando una meta perfectamente definida. Y este camino es el de un éxodo, que supone una liberación y una tierra prometida. Comienza a dibujarse «la buena noticia». 

El texto de Isaías 40,3 citado a continuación (v.3) introduce un cambio de escena. El mensajero anunciado se hace presente, localizado en un desierto. Lo que pide (preparad el camino) corresponde a la misión que Dios le había asignado (1,2: él preparará tu camino). El mensajero prepara exhortando a preparar: su misión no se realiza por la imposición o la violencia, sino mediante la persuasión. Preparar el camino del Señor (1,2s) significa, por tanto, abandonar la práctica de la injusticia. 

También este texto anuncia un éxodo (el camino del Señor); será el definitivo, porque va guiado por Dios mismo. Pero el camino del Señor (Yahvé) se identifica con el del Mesías (1,2: tu camino); es éste quien ha de llevar a cabo lo que, según la profecía, era obra de Dios. Se insiste en la apertura de una posibilidad de liberación. 

El mensajero está en el desierto y grita desde allí para que su voz se oiga fuera, puesto que el desierto está deshabitado. Su exhortación señala a todos un mismo cometido: preparad el camino, enderezad los senderos. Es decir, la liberación será un hecho si los oyentes responden al llamamiento del que grita.
Resumiendo los rasgos del mensajero (Juan) y del personaje anunciado (Jesús) que aparecen en los textos citados por Marcos, se tiene lo siguiente: 

a)                 Juan es el precursor del Mesías y el anunciador de un nuevo éxodo o liberación, que tendrá carácter definitivo; se trata, por tanto, de una salvación no meramente individual, sino social, a semejanza del antiguo éxodo que liberó al pueblo de la esclavitud de Egipto. Sin embargo, el éxito de esta empresa exige de cada individuo un cambio de conducta, renunciando a la injusticia con el prójimo. 

b)                Jesús es el Mesías; él llevará a término el éxodo definitivo, que conducirá a una nueva tierra prometida. Su obra es la de Dios mismo.



8 Cf. A. Farrer, A Study in Sto Mark, Westminster 1951,55.

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